Los Padres Entregan Ferviente y Permanente Amor a su Pueblo

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La razón de llegar al 75 Aniversario de la fundación del Partido del Trabajo de Corea.

Desde la Fundación del Partido del Trabado de Corea el Presidente Kim II Sung, marcó esa Dirección indesmayable de noble y gran entrega de amor al pueblo, que hoy admira la sociedad internacional con la firme conducción de Kim Jong Un, Máximo Dirigente de la República Popular Democrática de Corea.

Su apego al pueblo es tan sublime y ardiente que es del generoso padre y del gran compañero.

El mandatario coreano medita y actúa siempre a favor de los soldados y los trabajadores. Para él todos son como sus familiares y los compañeros de arma que comparten la vida y muerte, o sea el mismo destino. Para encontrarse con ellos continúa el recorrido de trabajo.

Lleva la constante preocupación por los que padecen espiritualmente y el destino y la vida de los niños huérfanos. Si se informa de los que consagraron la vida al país y el pueblo, se siente apenado más que nadie y los eterniza, vive esa entrega de velar por sus hijos, como buen padre.

Todos los momentos de los días y meses que el Dirigente coreano pasa, constituyen literalmente una epopeya de amor a los soldados y otros sectores del pueblo, es una conexión de sangre del padre a los hijos.

La historia de la humanidad no conoce al dirigente como él que, durante su visita a un orfanato, al ver a los niños huérfanos abrazados en su seno, se propuso prepararles una morada más confortable para formarlos como pilares del país, como futuros doctores y héroes. No hay ni una mitología siquiera de un comandante supremo como él que se ofreció como dueño del mausoleo de los militares ordinarios caídos durante el cumplimiento de la misión.

La exigencia, el interés y la evaluación del pueblo, estos son para Kim Jong Un la única norma de su actuación, es ver por los hijos, que viene hacer esa magia consanguínea, al valorarlo como su propia familia.

En Corea no hay lugar donde están los que abusan de su autoridad, los burócratas que desmantelan al pueblo y perjudican el interés del pueblo solo para el placer individual a costa del sudor y sangre de las masas populares, esta es la firme determinación y voluntad del Dirigente coreano.

Este apego es una sublime abnegación que se caracteriza por dedicar y entregar sin interés personal, todo lo suyo al bienestar del pueblo.

Realiza sucesivas visitas a las unidades militares y civiles, preocupándose por su bienestar.

Sin excusas de la fatiga acumulada en la visita de inspección a un puesto de defensa en la avanzada costera oriental del frente recorrió el Teatro del Pueblo de Pyongyang en fase culminante; congratuló a las mujeres por el 8 de marzo, Fiesta Internacional de las Mujeres; fue a bordo y desafiando los vientos y marejadas a una isla, puesto de defensa, en el Mar Oeste; dirigió las maniobras de los nuevos buques de guerra, y visitó una fábrica textil en Pyongyang.

Otra vez, bajo el chubasco recorrió la obra de construcción de un hospital; se sentó en telesilla para constatar su funcionamiento y seguridad, y expuesto al calor y empapándose de sudor, tomó medidas para prepararles mejores condiciones de trabajo a los obreros, imagen que está grabada en lo hondo del corazón del pueblo coreano, que lo ven como su padre de sangre.

“Mi sufrimiento de un año redunda en el progreso de 10 años del país”, esta es la máxima de él.

Kim Jong Un es, de verás, gran padre de los soldados y otros sectores del pueblo del que estos no se pueden separar. Las imágenes de los militares de la unidad de defensa de la isla que saltaron al agua fría del mar y se despidieron derramando lágrimas de Kim Jong Un y las imágenes de varios sectores del pueblo que con lágrimas de alegría y agradecimiento lo rodearon sin separarse de él, muestran, tal como es el sentimiento de los coreanos que consideran que separados de él, no pueden vivir ni un momento, lo consideran como su padre.

El amor es como la brasa que da pie a la llamarada de prodigio.

Para corresponder al amor y la confianza de Kim Jong Un, los científicos, bajo el frío invernal, lanzaron el satélite artificial de la Tierra; los constructores de una granja frutal conmovidos por la presencia de él que hizo durante el largo viaje por el frente, prepararon al pie del monte Chol una plantación de manzanos, y los deportistas que se retrataron junto con él, ganaron sucesivamente juegos internacionales.

Las maravillas propiciadas en Corea socialista que salta hacia un Estado poderoso y próspero son originadas de la inquebrantable fraternidad entre el mandatario y el pueblo, diríamos ese lazo del condón umbilical de padre con sus hijos.

La potencia es sustentada en el amor y no en la infinidad de bienes ni en las armas de última generación. Es inexpugnable.

El 75 Aniversario de PARTIDO DE TRABAJO DE COREA nos dejan esa gran lección al mundo en la reciente embestida del tifón No. 9 afectando las provincias Kangwon, Hamgyong del Norte y el Sur, situadas en las costas orientales de Corea. En particular, en más de diez ciudades y distritos de la provincia de Hamgyong del Sur, entre otras las ciudades de Tanchon y Sinpho y el distrito de Hongwon, anegó y derrumbó viviendas y edificios públicos y dejó sin techo a innumerables personas, y allí están movilizados acudiendo para la restauración, asistiendo inclusive los militantes partidistas capitalinos, sin desmedro alguno.

En éste 75 Aniversario vemos como ha quedado plasmado en el pueblo el Partido del Trabajo de Corea con esa noble estrega de amor por sus hijos, ese pueblo digno de Corea con la fiel dirección de sus padres, grandes líderes como lo hicieron el Presidente Kim II Sung, Dirigente Kim Jong II y hoy en ese camino, firme de entrega de amor Su Excelencia Kim Jong Un.

¡Viva el 75 Aniversario del PARTIDO DE TRABAJO DE COREA!